La Web ha multiplicado nuestra capacidad de obtener información, pero también se incrementaron las posibilidades de que dicha información sea falsa. Economía, política, desastres naturales, guerras… nada escapa a la manipulación constante del material digital relacionado. Tal vez el origen de un texto sea más complicado de comprobar, pero si te cruzas con una imagen o un vídeo y hay algo que no te cierra del todo, existen diferentes herramientas para establecer su autenticidad.
Atentados «recientes» que jamás sucedieron, inundaciones con imágenes publicadas varios años atrás, zonas de guerra que pertenecen a países diferentes… la lista sigue. ¿Por qué alguien decidedistribuir información falsa? Las razones son muy variadas, y van desde lo sencillo hasta lo muy complejo. Las épocas de elecciones son particularmente ácidas en este aspecto, con candidatos que estimulan y financian a sus ciber-seguidores para atacar vía redes sociales y otros medios alternativos a sus rivales directos. La falta de escrúpulos en la distribución de información falsa obliga al usuario a convertirse en detective, debiendo comprobar el origen de cada imagen y cada vídeo que acompaña a un artículo, un reporte o una acusación. ¿Cómo podemos saber si una historia viral, está llena de bacterias…?
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